martes, 29 de abril de 2008

El inmortal argentino Ernesto Che Guevara, naturalizado cubano gracias a la revolución encabezada por Fidel Castro, encontró la inmortalidad en La Higuera, un poblado boliviano que seguiría desconocido para el mundo, incluso en nuestros días, a no ser por el cobarde y vil asesinato de aquel combatiente que prefirió la muerte antes que renunciar a sus ideas.
Podía haber vivido toda su vida tranquilamente como médico en Buenos Aires, como un argentino más, comiendo sus “churrascos” acompañados con buen vino argentino y nadie se hubiera enterado tampoco de tan gris existencia, pero el necesitaba espacios más anchos que su natal Argentina. El había estudiado medicina para ayudar al prójimo...pronto comprendió que eso no era suficiente. Viajó y se convenció de que la miseria reinante en el mundo latinoamericano era un infernal círculo vicioso que no ofrecía salida alguna para progresar y conseguir niveles dignos de vida.
Se convenció también de que esa miseria y estancamiento social se debía en gran parte a la prepotencia de los EEUU y su nefasta influencia en todo el continente...de eso podrían dar fe los mexicanos, que se lamentan de lo “lejos que está Dios y lo cerca que están los EEUU”. Se dio cuenta de que no era posible dialogar ni llegar a compromiso alguno con el poderío yanqui. Eso hubiera supuesto que Washington estaba en capacidad para respetar al vecino, para reconocer al interlocutor ciertos derechos...el Che estaba convencido de que eso era pura utopía, que la violencia de las armas había que enfrentarla también con las armas en la mano... y como los hechos demostraron tenía toda la razón.
“Dispara...podrás matar sólo a un hombre.... no tuvo tiempo de decir que las ideas no se matan con las balas. El 9 de octubre de 1967, sobre el mediodía, el sargento Mario Terán apagó la “llamita” revolucionaria con la que el Che quiso incendiar toda Bolivia...Las causas de su fracaso en Bolivia han sido estudiadas y analizadas muchas veces por estudiosos mucho más capacitados y documentados y no voy a ser yo el que aporte nada nuevo.
Las circunstancias históricas, muy peculiares, permitieron que el Che Guevara no cayera en el olvido, como tantos otros héroes, en distintas épocas de la historia, que también fueron capaces de sacrificar la vida en nombre de ideas superiores...y me viene ahora a la memoria la valentía con que Allende supo defender la democracia chilena hasta las últimas consecuencia.
En Bolivia, y no sólo en Cuba o en las camisetas veraniegas con la imagen del Che en todo el mundo, se levantan monumentos al que fue este Quijote moderno que, para suerte de los que buscan un futuro mejor para sus pueblos, no estaba chiflado ni mucho menos...sufría de asma pero tenía coraje y una inteligencia que le permitía ver las cosas con increíble claridad y proyectarlas hacia el futuro. Esta breve nota no tiene más objetivo que expresar la admiración que guardo al Che y a su obra revolucionaria. Hoy su sacrificio parece fuera una semilla que comienza a germinar en los países de América Latina, aunque no sea por los cauces que él hubiera deseado...pero el mundo también cambia y se crean nuevas condiciones que obligan a idear nuevos caminos... pues solo caminando se hace camino, plagiando así un poco al poeta que seguro no objetaría nada por haber abusado yo de su fina sensibilidad.